MICHAEL PHELPS Y YO TENEMOS MUCHO EN COMÚN.

Hoy por la mañana, al levantarme como todos los días y verme en el espejo pense que la canción de Serrat tiene hoy un significado diferente al de todos los días que la escucho: “Hoy puede ser un gran día, planteatelo así, aprovecharlo o dejar que pase de largo depende en parte de ti” “Dale el día libre a la experiencia para comenzar, y recíbelo como si fuera fiesta de guardar…”

¿Qué es lo que hace diferente el día de hoy al de ayer? pensé y enseguida me respondí: … la experiencia…

La experiencia es lo que une al día de ayer con el de hoy, si la experiencia de ayer fué buena, la de hoy puede ser mejor, si la de ayer fue mala , el hoy puede ser mejor también o peor.

Mi experiencia de ayer tiene que ver con mi condición de afectado por el Síndrome de Marfan. Tiene que ver con las limitaciones que  impone en mi vida. Mis ojos que no me dejan ver con claridad, mi corazón que trabaja a paso lento, mis articulaciones que se manifiestan con dolor,  esas experiencias debo dejarlas de lado y buscarle a este día un motivo de felicidad, y ya lo tengo, ¿Cuál? Marfan, él mismo. Ese que me hace sentir tan mal ahora, me da una buena lección: “Aprovéchame”.

Anoche vi las competencias olímpicas de natación.

Los Juegos Olímpicos no nos han dejado a los mexicanos, motivos de orgullo y la satisfacción de obtener la victoria en alguna disciplina en que tradicionalmente la representación mexicana  ha destacado y obtenido medallas en este torneo mundial. Históricamente México ha obtenido medallas en el futbol, el box, la caminata, el esgrima, los clavados,equitación por mencionar algunas, pero en esta ocasión, como todo parece indicar hasta el momento de escribir esta nota, tendremos uno de los mas grandes fracasos del deporte nacional.

Pero hay un motivo muy grande para sentirme, orgulloso no, mas bien motivado, lleno de optimismo ante los pesares de la vida. Y ese motivo lo compartimos un selecto grupo de personas en nuestro país y en muchos países del mundo, que padecemos el Síndrome de Marfan.

Esta condición que hace nuestros cuerpos notoriamente singulares, con características atípicas, es lo que le da a Michael Phelps una ventaja que él ha sabido aprovechar muy bien. Talla alta, brazos y piernas largos y delgados, manos y pies grandes, tórax con una forma protuberante en forma de “V” y una gran flexibilidad en las articulaciones dan a Michael Phelps la estructura ideal en la competencia de natación por lo que lo han llamado “El tiburón de Baltimore”. como él mismo lo expone en su libro: “Michael Phelps debajo del agua” publicado en 2006.

Pero, qué es el Síndrome de Marfan? Es una enfermedad causada por una mutación genética, concretamente del cromosoma 15, El gene FBLN1, encargado de la formación del tejido conectivo, es diferente y está presente en muchos de nuestros órganos y sistemas. El mayor peligro lo representa la afectación de válvulas y arterias cardiacas, muchas veces con consecuencias fatales. Es considerada una enfermedad “rara” pues está presente en una por cada 50,000 personas, aunque yo creo que su prevalencia es mayor pues muchas veces las personas no saben que lo padecen. Es dificil obtener un diagnóstico pues no se hace presente hasta que existe algun padecimiento crónico, como un aneurisma o disección de aorta. En su libro, Phelps nos platica que sintió como su corazón latía aceleradamente y su mamá y entrenador sugirieron hacer exámenes médicos, que, al ver sus características físicas y flexibilidad en sus extremidades, sugería el diagnóstico del Síndrome de Marfan. Afortunadamanete su corazón se encuentra funcionando al 100% aunque no deja de hacerse chequeos periódicos para atender el avance de esta enfermedad.  

Phelps, 22 veces campeón olímpico, aprovecha la condición que la vida le otorgó. A sus 32 años pudo haberse retirado y no participar en Río 2016. ¿Para qué arriesgar si ya tenía ganado el reconocimiento como campeón del mundo y la fama? Si está ahí es por su determinación a superarse a sí mismo y lo está logrando.

Y yo me quejo porque tengo esa misma condición!

Que fácil hubiera sido resignarme a depender de alguien que se hiciera cargo de mi. Justificación la tengo, no puedo ver, mi corazón está muy mal, mis articulaciones me lastiman. Esa es la esperiencia que quiero dejar atrás, no me sirve para nada, hoy puede ser un gran día “… dale el día libre a la experiencia para comenzar, y recíbelo como si fuera fiesta de guardar…”

Ahora solo debo buscar la forma de aprovechar este cuerpo tan “especial”.